Hablar de mis primeras interacciones con Suecia, es hablar de mi acercamiento al indie bonito de Labrador: Jens Lekman, The Radio Dept., Lykke Li, Fever Ray, I’m From Barcelona, Shout Out Louds & Peter, Bjorn and Jhon. Muy angloparlante.

Han pasado tres semanas desde que he estado conviviendo y estudiando a la gente de Estocolmo. Estudiándola pues el choque cultural es inminente. Y como me dijo una compañera de China, no quiere decir que tus costumbres o las mías estén buenas o malas, es simplemente que son diferentes y hay que aprender a comprenderlas. Con esto no quiero juzgar a la gente sueca, pues después de todo, nos han regalado grandes momentos también. Solo estoy haciendo una apreciación necesaria desde el punto de vista de una chola lesbiana peruana.

Normatividad

Suecia, y en general los países nórdicos, es uno de los países con las más avanzadas leyes concernientes a la población TLGB. Posee un partido abiertamente feminista y podríamos decir que se vive diferente como mujer lesbiana/bisexual/transexual que en cualquier otro país. Yo también fui con esas enormes expectativas de encontrarme en un país europeo del “primer mundo”.  

Con lo que me encontré fue con gente normativizada y amante de las leyes (avanzadas, “pro-gay” y feministas, sigo resaltando). El cruzar la pista es una de las cosas más simples y reveladoras, es en ese intercambio de cruces entre peatón y conductor en donde te das cuenta que estás en un país donde a la gente le enseñan a seguir y respetar las reglas. Todo bien con eso. El problema viene cuando lo hacen no por creer en la verdad de la regla/ley, lo hacen porque es algo impuesto. El exceso de normatividad hace que en la simpleza de subir las escaleras del Metro, también, no puedas colocarte al lado izquierdo. Ese lado está reservado para la gente que sube apurada, y si te “atreves” a colocarte en ese lado, eres transgresorx. Lo mismo con reírse en la calle, Metro o en locales, al menos al volumen en el que lo hago, lo hacemos, las personas escandalosxs. La gente no está acostumbrada a eso. Y yo no estoy acostumbrada a ser extranjera, estar en un lugar extraño, sentirme vulnerable y que policías, seres de autoridad, se burlen con eso.

Hay un exceso de normatividad que a veces pienso que la gente no se divierte. Si no se ríen en las calles y siempre están respetando las normas y leyes, ¿cómo se divierten? Eso se explicará mejor en el tercer ítem de esta nota.

Xenofobia/Lesbo-Trans-Bi-Homo-fobia

Suecia no te discrimina por ser TLGB, o al menos eso dicen sus normas y leyes. Es aquí, en el primer mundo, con todas las leyes, o al menos las que están de moda en la agenda TLGB, en donde te das cuenta de la triste realidad de que las leyes no cambian la consciencia de la gente (La Unión Civil se aprobó en 1995 en Suecia). 

Primer incidente: caminábamos con mi manada de 6 personas latinoamericanas y no heterosexuales, pasan unos personajes con cabeza rapada y vestidos con estilo “punk”, se acercan a mi amiga y la patean, luego expresan que lo sienten y se van caminando, gritando cosas en sueco que lo poco que pudimos entender decía “lesbian”. Con esto quiero expresar que el odio sigue allí. Tan solo no está políticamente bien visto ser lesbo-trans-bi-homofóbicx, y además hay leyes que te condenan. Pero eso no evita, para nada, que el odio siga allí. Y que el odio, a veces, raras veces, salga a la luz. No puede salir más a menudo por la normativización de la cual hable antes. Y supongo que eso no solo se limita a ser lesbiana-bi-trans, la carga de interseccionalidades es alta y dura. Me tocó visitar Suecia en la temporada en donde la Unión Europea había desatado una caza indiscriminada de inmigrantes. Y eso se ve en las miradas en la calle, en el Metro, solo por ser diferente. Y no tiene nada que ver con mi cabello de colores o mi montura tan rara. Pasar desapercibida es ceñirte a las reglas, no reír, no hablar español y seguir. El racismo se puede ver en el simple hecho de pasar por las calles, donde habitan muchxs indigentes, la mayoría de Europa del Este, y donde nadie les da dinero alguno, y cuando nosotras, latinoamericanas, nos atrevimos a darle a algún indigente cantante en el Metro, una señora nos llamó la atención. Nunca sabremos qué dijo porque estaba en sueco, solo nos dimos cuenta que estaba bien encolerizada. Están tan psicoseadxs con lxs inmigrantes que tienen que actuar así, supongo que hasta es un instinto de sobrevivencia. No quieren a lxs inmigrantes porque son indigentes, ilegales y dan muy “mal aspecto al primer mundo”. Esta situación se da mayormente también, por agentes del Estado. 
Segundo incidente: en una casa de cambio, al ser colombiano y querer cambiar una alta suma de dinero, se expresa la desconfianza, te piden el pasaporte y se demoran demasiado para hacer efectivo el cambio. Tercer incidente: Al pasar por la comitiva de revisión del pasaporte en el aeropuerto de Arlanda y Amsterdam, por tener un pasaporte que dice Perú y Comunidad Andina, te exigen unas medidas extras que a lxs demás no les exigen: Psicosis. Repito, el odio y desconfianza están allí, la xenofobia es alta. Sino revisen el caso de la joven ecuatoriana en España o el caso más reciente también en España contra un joven de nacionalidad china. No soy blanca, soy chola y lesbiana. Mi punto de enunciación tiene que ver con cómo enfrento las cosas también. 

Con esto tan solo quiero exponer que debajo de todas esas leyes avanzadas, al final, la discriminación es la misma y hasta doble por ser lesbiana y chola. Entonces, vengo a Europa, como chola y lesbiana, y me encuentro con que es lo mismo en discriminación, solo que encubierto e inteligente. Entonces, decido que mi tour de un mes alrededor de Europa ya no lo quiero. Cancelo mi vuelo y me regreso a casa. ¿Por qué? Se explica en el tercer ítem.

Falta de tacto, cercanía, interés por lo personal/privado

Los dos primeros ítems creo que los podemos enfrentar también en casa, Latinoamérica, en alguna medida, algunxs más que otrxs. Con lo que me rehúso a negociar es a la falta de la cercanía emocional. Repito, es algo cultural, no sé si está bien o está mal, es solo que somos diferentes. Venir de Latinoamérica es acostumbrarse a la risa abiertamente, a la bulla, al ruido. A recibir a una visita por todo lo alto, a invitarle comida y atenderle como en tu casa, por eso se dice “mi casa, tu casa”. Ser de Latinoamérica es también, ser amigxs con la gente de tu trabajo/organización, es mezclar lo personal/privado con el día a día. Porque me importa qué tal tu día, cuáles fueron tus problemas, cuéntame, ábrete conmigo emocionalmente, porque tener esos espacios de compartir es algo muy valioso para los latinoamericanxs. No para todxs ni quiero errar en la generalización, pero en su mayoría somos así, y he descubierto que también formo parte de esa mayoría. De esa mayoría que anda en manadas de sororidades, de solidaridades. Y es por eso que mi estancia en Estocolmo ha sido sobrellevable. Porque luego de todo lo que enfrentamos líneas arriba, en solo 3 semanas, me encontré con hermosos seres de luz que nos ayudaron y estuvieron allí para nosotrxs, con una sonrisa, con un preocuparse por lo que te pasó, si estás enferma o no, si necesitas una pastilla. Tanto como para la misma gente de Latinoamérica que vino igual que yo, como para la gente que vive en Suecia pero, o no es sueca o ha tenido/tiene interacción con Latinoamérica de una manera cercana (su novix es latinoamericanx). 

Latinoamérica es esa región que te recibe con una sonrisa en la cara, así haya sufrido y siga sufriendo un sinfín de realidades terribles. Y en especial en esta comunidad de activistas. Con matanzas horrendas en la región, especialmente en Honduras, y aún así, damos mucha alegría a todxs. Es ese sabor latino, el compartir, el alma que te deja el corazón caliente, el preocuparse, es eso por lo que vuelvo. Por mi gente, por mi familia que son mis amigxs, mi manada. Esa manada que me espera en Lima, que tanta falta me hace. Con ellxs, con lxs que seguimos combatiendo la lesbofobia, transfobia, bifobia y homofobia. Con esa Latinoamérica que canta:  

                                       Vamos pueblo, carajo,                                     El pueblo no se rinde, carajo. 
Porque en nuestras desgracias, tenemos algo en común.¿Y cómo las enfrentamos? Con una sonrisa en la cara. Latinoamérica unida, jamás será vencida. 

#LatinoaméricaUnida