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Crédito: ryan mcginley

Ensayo sobre la cegüera de los celos

Publicado: 27 de julio del 2014.

Publicado: 2014-10-17

He querido escribir este artículo desde hace unos días ya, desde que empecé a tomarme en serio mis, tus, las libertades. 

Cada vez que escucho a mis amigas hablar de los dramas que les hacen sus enamoradas, cada vez que veo a una amiga sufrir una escena de su novia en un lugar público, tengo esta urgencia inmediata de tomarme un café con las novias. Con las celosas. Con las que son como yo fui una vez. Me encantaría decirles que hagan una pausa y evalúen por qué están sintiendo esos celos. ¿Qué les hace sentir? ¿Miedo? ¿Miedo a qué? ¿A que tu novix/enamoradx/plan/gileo/punto sienta atracción física y emocional por alguien más que no seas tú? ¿Y qué tiene eso de malo? Después de todo, somos humanos: sentimos. Me encantaría decirte que cada vez que dejas que los celos te invadan, haces mucho daño a la otra persona. A tu novia, a esa persona que dices que amas/quieres/estimas/admiras. Sí, es sentirse violentada. Es sentir cómo te cortan las alas. Y claro que duele, duele más cuando la persona que te está haciendo daño, es esa que dice que te quiere, que dice que quiere lo mejor para ti.

He sido esa persona que revisó el historial de su novia. He creado muchas historias perfectamente válidas en mi cabeza, porque yo sé que según nosotras tiene todo el sentido, que cada chica le va a gustar a tu novia. He sufrido y pensado que es el fin del mundo cuando tu novia tiene cosas con otra que no eres tú. He vivido cómo una relación se desgasta con cada escena, con cada grito que das, con cada cosa hiriente que dices, con cada bloqueada y desbloqueada de whatsapp, facebook, twitter. Con cada terminada en serio. Con cada pelea. Con todo el daño que puede generar vivir en una sociedad que nos enseña que los celos están bien. Que si no te cela, no te quiere. Que las personas nos pertenecen. Después de todo es TU novia. Tuya. Y que debes ser la única persona de su afecto. También lo he exigido. Pero ahora sé que los celos son la peor enfermedad que puede tener una relación. Son muy tóxicos y tontos. En vano. Deseo discutir por temas políticos o por principios que por celos.

Este aprendizaje ya no es para mí. Mira a tu alrededor. ¿Le has preguntado a tu novia cómo se siente cuando le haces una escena de celos? Sé que parece que la que sufre eres tú pues qué horror que tu novia no deje de hablarle a su ex, es ¡obvio! que lo tiene que hacer, pero pregúntale. Preocúpate por saber cómo se siente, qué se rompe en ella cada vez que discuten.

Ahora sé y entiendo que los vínculos no los puedes limitar. Que el amor no es una caja que compras y solo entra una persona allí. Que dejarnos fluir libremente en vínculos es lo más sano que podemos hacer. Descubrí el poliamor como forma de expresar mis afectos de manera sincera hacia las personas que quiero, y de construir cosas libremente, sea juntas o por separado. Ya no me pongo triste cuando algo se acaba o agota, ahora lloro de manera calmada. Sé que los vínculos mutan con el tiempo. Y todo es incierto.

Ahora cada vez que hago las cosas, pienso en todas las personas a las que podría estar perjudicando o haciendo daño, personas que me importan. También pienso en qué quiero y en no dejarme violentar en ninguna de mis libertades. Y al único consenso al que llego uniendo esas dos consideraciones es al poliamor. Ese poliamor que es tan poco explorado y que vive muchas veces en el clóset. No quiero estar en el clóset. Soy una lesbiana celosa y estoy intentando genuinamente liberarme de las opresiones que traen los celos a través del poliamor. Como Capricornio, estoy acostumbrada al trabajado duro y arduo. Si fallo, habrá sido un intento valiente y puro.


Escrito por

AP*

LesBisexual. 25 años. Militante en NoTengoMiedo. #feminismo #poliamor


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